jueves, 18 de junio de 2009

56ª.- <<< PEÑALARA













lunes, 18 de mayo de 2009

55ª.- >>> CAMINO DE SANTIAGO





























































































Anteproyecto de la etapa final del Camino de Santiago con salida de Sarria.-

Salida: Martes, 19 de mayo.- Chamartín 22:30 h. Llegada: 06:37 h.
Precio: 47.50 € Dorada: 28.25 € Web: 19 €
Para el regreso tenemos varias posibilidades en tren:
Domingo, 24 de mayo.- Santiago: 22:35 h. Salida 08:05 Llegada
Precio: 46:90 € Dorada: 35.15 € Web: No
Lunes, 25 de mayo.- Santiago: 13:57 h. Salida. 21:08 h. Llegada Precio: 47.50 € Dorada: 28.45 € Web: 19 €
Santiago: 22:35 h. Salida 08:05 h. Llegada
Precio: 46.90 € Dorada: 28.10 € Web: 18.70 €
SARRIA-PORTOMARÍN.- 23 KM.
-Sarria-Barbadelo.- 4.3. km.
-Barbadelo-Rente.- 0.9 km.
-Rente-Brea.- 6.3 km.
-Brea-Ferreiros.- 1.9 km.
-Ferreiros-Vilachá.- 7.2 km.
-Vilac-Portomarín.- 2.4 km.
Por estos lugares se dice que acudían tramposos hospederos compostelanos al encuentro de los peregrinos para ofrecerles sus casas, donde, según el Códice Calixtino, se engañaba a los recién llegados tras una primera comida, vendiéndoles cirios por el doble de su precio. Desde Sarria se sale por el Barrio de San Lázaro para dejar atrás el desperdigado caserío de Vilei y llegar a Barbadelo; después se pasa por Rente y Xisto, cuyo nombre en gallego significa pizarra, el material base de la construcción de la Galicia rural. Sigue luego una serie de entrañables aldeas como Domiz, Leimán, Perascullo, Cortiñas, Lavandeira, Casal y Brea.
Entre este último pueblo y Ferreiros se encuentra el mojón que indica que restan 100 kilómetros hasta Santiago. Las piernas de los peregrinos ya casi van solas en busca del abrazo al Santo. A continuación vienen Mirallos, Pena, Couto, Moimentos, Mercadoiro, Moutras, Parrocha y Vilachá. Al sur de esta última localidad tuvo su emplazamiento el monasterio de Santa María de Loyo, lugar donde nació la Orden de Santiago, doce caballeros que en 1170 se juramentaron para proteger a los peregrinos de los asaltos musulmanes. El Miño y su embalse de Belesar nos indica que estamos en el nuevo Portomarín, el viejo descansa bajo las aguas del reposado río gallego.
En esta etapa es imposible aburrirse, tiene prácticamente de todo, y el peregrino estará entretenido. A lo largo de los 22 kilómetros que tiene, el itinerario se cubre por camino bueno, tramos muy embarrados, descensos fuertes, pendientes suaves... Además, se cruza la vía del tren, varios ríos, estupendos paisajes, puentes sobre el precioso embalse de Belesar. Si, a todo esto, le sumamos que el perfil no reviste ninguna complicación y que se pasa por el mojón número 100, esta etapa puede ser realmente llevadera.
Qué ver y
Barbadelo
En esta pequeña aldea, situada entre frondosos bosques, la parroquia de Santiago de Barbadelo es un bello ejemplo de estilo románico gallego. Tiene una torre de planta cuadrada y un pórtico lleno de símbolos e iconografía medieval. De este delicado pórtico destaca la figura humana con los brazos en cruz del tímpano y el juego de pájaros, animales y hombres de los capiteles del doble par de columnas. El caserío adjunto recibe el nombre de Mosteiro -contracción de monasterio- en alusión a una antigua institución anexionada a Samos.
Ferreiros
Ferreiros es una humilde localidad donde los herreros claveteaban el calzado de los peregrinos y herraban sus cabalgaduras. La iglesia de Santa María de Ferreiros -en Mirallos- es un templo modesto pero con un interesante pórtico románico. Además ofrece una espadaña barroca en la parte superior de su fachada. Una de las cosas que más destacan es la portada con su tímpano que descansa sobre dos mochetes con cabeza de león. En esta zona se pueden contemplar los populares hórreos gallegos.
Portomarín
Portomarín se encuentra enclavada en la margen derecha del río Miño. La ciudad antigua, formada por dos barrios, San Nicolás y San Pedro, está sumergida en el embalse de Belesar. El pueblo actual se construyó en 1960. Portomarín fue un importante lugar de paso en la Edad Media con un gran puente y con hospital; todo quedó bajo las aguas del Miño (Embalse de Belesar). La grandiosa iglesia-fortaleza de San Nicolás, erigida por los monjes-caballeros de la orden de San Juan de Jerusalén en el siglo XII, se desmontó piedra a piedra para ser reedificada en la plaza del nuevo asentamiento. Por su monumentalidad, riqueza de elementos y suntuosidad escultórica, constituye uno de los ejemplos más interesantes del románico lucense. La fachada románica de la iglesia de San Pedro, que también se trasladó a un extremo del pueblo (junto al Pazo de Berbetoros del XVII) es de bella factura. La Capilla de la Virgen de las Nieves está montada actualmente sobre un arco del viejo puente medieval. Portomarín tiene unos 2.200 habitantes y en él se pueden encontrar tiendas de comestibles, panaderías y algunos mesones.
El albergue de la Xunta se encuentra en las antiguas escuelas, junto a la carretera. Teléfonos 660.39.68.16 y 982.54.51.43. Hay otros albergues.
PORTOMARÍN-PALAS DE REY.- 24 km.
-Portomarín-Gonzar.- 8.0 km.
-Gonzar-Castromayor.- 1.2 km.
-Castrom.-Hosp. Cruz.- 2.9 km.
-H.Cruz-Ventas Narón.- 1.2 km.
-V.Narón-Ligonde.- 3.1 km.
-Ligonde-Airexe.- 1.3 km.
-Airexe-Avenostre.- 5.1 km.
-Avenostre-Palas de R.- 2.2 km.

Los hórreos acompañarán al peregrino durante todo el día.
Los canteros introdujeron en los hórreos algunas formas de arte culto, especialmente del barroco. La cámara, que guarda las mazorcas protegiéndolas de los roedores, está aislada de la humedad por los voladizos y es aireada por los pasaventos (ranuras horizontales o verticales). En el techo a dos o a cuatro aguas, se suelen instalar cruces y remates de gran variedad. Desde el monte de San Antonio, junto a Portomarín, se desciende hasta Toxibo y Gonzar.

En Castromaior se hallan las ruinas del castro que dan nombre al pueblo, Hospital da Cruz debe su topónimo a un antiguo hospital de peregrinos. Dejamos atrás Ventas de Narón, Prebisa, Lameiros y llegamos a Ligonde, antiguo importante enclave jacobeo. Tras el paso por Eirexe y Portos, y algo apartado de la ruta, se encuentra Vilar de Donas, donde se encuentra la más valiosa de las más de veinte pequeñas iglesias románicas del municipio de Palas de Rei: la Iglesia del Salvador con una portada de gran belleza con unas arquivoltas de gran riqueza iconográfica. Ya de nuevo en la ruta se llega a Lestedo, Valos, Brea y el alto do Rosario. Según la tradición no documentada el nombre de Palas de Rei proviene del palacio que aquí poseía el rey godo Witiza.

La tónica general de esta etapa es el ascenso, ya que de los 24 kilómetros con los que cuenta 20 pican hacia arriba. Lo bueno que tiene es que el peregrino se encuentra con un suelo favorable, tanto en los tramos asfaltados como en los caminos. Esta jornada arranca con una fuerte subida nada más salir de Portomarín, lo que permite hacerse una idea de cómo va a ser el resto. Esta primera pendiente se encuentra rodeada por un arbolado que, a pesar del esfuerzo al que obliga la cuesta, la hace muy agradable.

Principales dificultades
Alto de Ligonde: Al alto de Ligonde se llega tras 13 kilómetros de ascenso después de partir de Portomarín. La pendiente es suave, pero tiene momentos puntuales en los que las cuestas se endurecen, por ejemplo: la de inicio, en Toxibo (a 4 kilómetros), a 10 kilómetros de la salida, después de la iglesia de Castromayor... En otros momentos del itinerario el caminante se encuentra con leves descensos. Alto del Rosario El tramo entre Ligonde y Rosario ofrece la imagen de lo que van a ser las últimas etapas gallegas del camino: constantes subidas y bajadas, algunas de ellas con mucha pendiente.

Qué ver y qué hacer
Gonzar:
Pequeñísima localidad muy diseminada. Estamos en una zona de castros celtas que nos pueden dar una imagen de cómo era Galicia antes de ser conquistada por los romanos. Gonzar era una encomienda de los caballeros de San Juan de Portomarín y la parroquia de Santa María es su monumento más importante. Castromaior (muy cerca de Gonzar) nos muestra la pequeña iglesia de Santa María de estilo románico sencillo y tosco pero muy bien conservado; en su interior destacan una talla románica de la Virgen y un retablo del siglo XVI. No hay ningún servicio aparte del refugio, la hospitalera suele dar de cenar.

Narón:
Ventas de Narón fue un importante hito en el Camino en otros tiempos, alto en el camino antes de cruzar la sierra de Ligonde y lugar de transacciones comerciales. A la salida del pueblo está la Capilla de la Magdalena que puede ser un indicio de la existencia de un antiguo hospital al servicio de los peregrinos. Se cree que en este lugar los cristianos, tras descubrir el sepulcro del Apóstol en Santiago, batieron al emir de Córdoba en su intento de conquistar Galicia. Aquí localizó Benito Viceto el inicio de su novela histórica Los Hidalgos de Monforte, cuando un grupo de caballeros se reúnen para prepara el ataque contra el conde de Lemos.

Ligonde
Antaño Ligonde fue una importante estación jacobea donde aún se conserva un cementerio de peregrinos, anexo a un desaparecido hospital de la Orden de Santiago. Llama la atención la decoración de sus fachadas. Fue donado en el 956 por el conde Osorio a su esposa doña Teoduli Pepiz para redimir sus pecados. Su iglesia de Santiago, neoclásica, conserva la portada románica de su antecesora. Antes del llegar a Ligonde se encuentra el cruceiro de Lameiros (1670), donde los cuatro lados de la base representan al calvario o a la muerte de Jesús (martillo, clavos, espinas y calaveras), mientras que en la cruz asombra el relieve de la maternidad o la vida. Tras vadear un arroyo en dirección a Eirexe hay un bar, “sólo para amigos del Camino".

Palas de Rei
La historia de Palas de Rei se remonta a épocas remotas, y más teniendo en cuenta la cantidad de castros celtas existentes en su término municipal y su emplazamiento en la vía romana Lugo-Astorga. Era un lugar importante en la Edad Media donde solían juntarse los peregrinos para afrontar los últimos tramos de la ruta jacobea. La iglesia de San Tirso, más en concreto, su portada románica, es el único vestigio que queda de su pasado histórico. Sin embargo la riqueza artística de su Concello es considerable: una veintena de iglesias románicas como la de Vilar de Donas y los castillos de Pambre y de Felpós y el literario y televisivo Pazo de Ulloa. Hoy Palas de Rei es un pueblo grande (5.010 habitantes) y moderno con variadas posibilidades de aprovisionamiento y de disfrute para el peregrino.
Hay varios albergues.El de la Xunta se encuentra frente al Ayuntamiento. (982.38.00.90).

PALAS DE REY-ARZÚA.- 28.5 km.-
-Palas de R.-Casanova.- 5.6 Km.
-Casanova-Leboreiro.- 3.4 km.
-Leboreiro-Furelos.- 4.0 km.
-Furelos-Melide.- 1.9 km.
-Melide-Boente.- 5.6 km
-Boente-Castañeda.- 2.2 km.
-Castañeda-Ribadiso.- 3.1 km.
-Ribadiso-Arzúa.- 2.7 km.
Tras salir de Palas de Rei por el Campo dos Romeiros se llega en una zona dominada por una antigua devoción a San Xulián. La leyenda recogida por Jacobo de Vorágine dice que Julián, un noble soldado, da muerte por error a sus padres. Para purgar su pecado se establece como hospitalero con su esposa Adela, hasta que recibe la visita de un ángel comunicándole el perdón divino.
La iglesia de San Xulián do Camiño, románica del siglo XII, atestigua la devoción ancestral. Al sur de la ruta se encuentran Los Pazos de Ulloa de la novela de Emilia Pardo Bazán y el magnífico castillo de Pambre. Tras Porto de Bois se llega a Coto donde se deja la provincia de Lugo y se entra en A Coruña por Cornixa y Leoboreiro. Para llegar a Furelos hay que cruzar la magnífica ponte velha, puente medieval de cuatro ojos, el caserío también conserva cierto aire medieval.
En Melide se unen la ruta de la costa y los peregrinos que se habían desplazado desde León para ver las reliquias de San Salvador de Oviedo. Ceca de A Peroxa se encuentra la capilla de Rocamador, de devoción francesa, luego vendrán Boente y su bonita imagen de Santiago, Castañeda, donde debían estar los hornos en los que se preparaba la cal para la construcción de la catedral de Compostela, Ribadiso y el final de la penúltima etapa del Camino de Santiago: Arzúa, famosa localidad por su queso y porque se celebran las más importantes ferias ganaderas de Galicia.
La mejor forma de describir esta etapa es rompepiernas. El peregrino se enfrenta a una sucesión de cuestas arriba y abajo que pueden llegar a ser muy duras. Es a estas alturas del camino, cuando muchos se cuestionan qué resulta más complicado y más perjudicial para sus piernas: subir o bajar. Los caminos son buenos y Galicia ofrece al peregrino todos sus encantos con sus inconfundibles bosques de eucaliptos, riachuelos que se entrecruzan y encantadores pueblos.
Qué ver y qué hacer
Casanova:
Pequeño núcleo de casas, Casanova es el último lugar habitado de Lugo. En el cercano Porto de Bois (puerto de bueyes) tuvo lugar una cruenta batalla entre Enrique de Trastamara y el conde de Lemos, Fernán Ruiz de Castro, fiel al monarca legítimo, don Pedro I el Cruel. La suerte se inclino de parte de los Trastamara que infligieron una severa derrota al conde. Una antigua calzada romana nos lleva hasta Leboreiro.

Leboreiro:
Leboreiro es el primer pueblo de A Coruña, última provincia por la que el peregrino debe de transitar antes de llegar a Santiago de Compostela. La abundancia de liebres explica el topónimo del pueblo. Leboreiro fue una importante estación jacobea en la Edad Media. Un cruceiro preside la calle Mayor enlosada, a la que escoltan macizas casas de piedra. La iglesia de Santa María es de estilo románico de transición, de una sola nave y ábside circular. En el tímpano de la portada hay esculpida una hermosa imagen de la Virgen, enfrente está la fachada del antiguo hospicio de peregrinos fundado por la familia Ulloa en el siglo XII. Delante se puede observar un típico cabazo, es decir un granero en forma de gigantescos canastos utilizado para conservar el maíz, como si se tratara de un primitivo hórreo.

Melide:
Melide está situado en la vertiente occidental de la sierra de Careán. De origen prerromano, parece ser que fue repoblado por orden del Arzobispo Gelminez. Aquí se unía el Camino Francés con la Ruta Costera que venía desde el País Vasco, Cantabria y Asturias penetrando en Galicia por Ribadeo. De la iglesia románica de San Pedro trasladada hoy al Campo de San Roque, no se conserva más que la portada; aquí se encuentra también el cruceiro considerado más antiguo de Galicia. Por el lugar donde los peregrinos de la Ruta Costera hacían su entrada se alzó el Monasterio-Hospital de Santi Spiritus, que ahora acoge el Museo Etnográfico. La iglesia de Santa María, románica del siglo XII, tiene en su interior, en las paredes y bóvedas del ábside, valiosas pinturas de finales del siglo XV. Melide es un gran pueblo de más de ocho mil habitantes donde se pueden encontrar provisiones de todo tipo. El pulpo y la parrillada no se los puede uno perder.

Ribadiso de Baixo:
Nada más cruzar el río Iso por un idílico puente medieval, se encuentra el antiguo Hospital de San Antón de Ponte de Ribadiso (s. XV) convertido en un magnífico albergue. Sorprende que este minúsculo pueblo tenga este importante albergue. Ribadiso es un bucólico conjunto de casas tradicionales de pizarra a orilla del río Iso. No. hay ningún tipo de abastecimiento, aunque Arzúa queda a dos kilómetros.

Arzúa
En la parte vieja de Arzúa se encuentra el antiguo convento de la Magdalena, fundación agustina del siglo XIV que mantuvo una alberguería para peregrinos pobres y que hoy está en ruinas. Muy cerca se levanta la moderna iglesia parroquial de Santiago, que posee dos imágenes del Apóstol, una como Peregrino y otra como Matamoros. Arzúa es una localidad moderna de casi seis mil habitantes muy bien provista de servicios para el peregrino-
El albergue (660..39.68.24) comparte un precioso patio con la capilla de la Magdalena.

ARZÚA-PEDROUZO.- 20.3 km.-
-Arzúa-Salceda.- 11.9 km.
-Salceda-Santa Irene.- 5.8 km.
-Sta.Irene-Rúa.- 1.4 km.
Rúa-Pedrouzo.- 1.2 km.
Van quedando solamente aldeas minúsculas y colinas verdes que se superan sin mayores dificultades. El único obstáculo lo ponen los numerosos ríos de la comarca, que discurren directos en busca del valle del Ulla. La ruta jacobea, en su inexorable tránsito hacia el oeste, los corta transversalmente, formando un continuo sube y baja.
La cercanía de la carretera confiere a Salceda algo de vida y ambiente. Aquí tiene dedicado un monumento Guillermo Watt, peregrino fallecido en 1993 a una jornada de Santiago.
Varias casas a ambos lados de la carretera y un par de restaurantes marcan el Alto de Santa Irene. En esta población hay varios albergues y restaurantes. Santa Irene fue hace muchos años sede del Ayuntamiento de O Pino. Se puede visitar la pequeña capilla que la santa mártir portuguesa tiene dedicada y que data del siglo XVIII.
El arcén de la nacional lleva al albergue de Arca, llamado así por el nombre de la parroquia que aglutina a estas aldeas (620.93.94.55).
PEDROUZO-SANTIAGO.- 20 KM.-
-Pedrouzo-Labacolla.- 9.8 km.
-Labacolla-San Marcos.- 4.8 km.-
-San Marcos-Monte do Gozo 1.0 km.
-Monte do G.-Santiago.- 4.4 km.
Tras cruzar la N-547 en la aldea de Cimadevilla, la traza se hunde en una corredoira oscura, ejemplo vivo del camino medieval. Conviene saborearlo con avaricia, porque es la última vez que el siseo de los pasos viole un espacio tan íntimo y misterioso; el Camino se acaba y lo que resta a partir de ahora nada tiene que ver con la magia y la metáfora. Un largo y cómodo ascenso entre eucaliptos da paso al Alto de Labacolla. El Camino topa con el aeropuerto y la autovía. Al salir de Labacolla, se inicia la subida al Monte, por asfalto y sin ningún encanto, y se pasa por San Marcos.
Desde lo alto de la colina del M. do Gozo los caminantes medievales veían por primera vez la ciudad santa. Caían de rodillas y, entre sollozos, entonanban cánticos en agradecimiento por haber llegado sanos y salvos. Hoy el Monte es un gran centro de acogida de turistas, congresos y viajes de estudios, sin mayor atractivo. Si en nuestra etapa anterior pensamos llegar a pernoctar aquí, existe un gran albergue con la recepción en el pabellón 30. Teléfonos: 981.55.89.42 y 981.57.03.50.
Ya en Santiago, quedan 50 minutos de calles hasta la Puerta del Camino. Desde aquí se sigue el mismo itinerario que han hecho miles de peregrinos anteriormente: callejón de las Ánimas, plaza de Cervantes, vía Sacra, calle Azabachería, plaza de las Platerías y, por fin, la plaza del Obradoiro y la majestuosidad barroca de la Catedral. Nos quedan 33 escalones hasta el pórtico de la Gloria. De sus tres arcos, el central es el más majestuoso. Muestra a Cristo y los evangelistas, arropados en la arquivolta por los 24 ancianos del Apocalipsis, cada uno con un instrumento musical, Los peregrinos han puesto su mano en la base del parteluz hasta hundir las cinco huellas en la piedra. La estatua que reza arrodillada en la base posterior de la columna corresponde al maestro Mateo autor del maravilloso pórtico. . A las 12 del mediodía y 6 de la tarde cada día tiene lugar en la catedral la Misa del Peregrino: es la hora del botafumeiro CAMINO DE SANTIAGO 2009

Salida Madrid : Martes, 19 de mayo.- Chamartín 22:30 h. Llegada: 06:37 h. (Sarria)

Salida Santiago Lunes, 25 de mayo.- 13:57 h. Salida. 21:08 h. Llegada a Madrid


SARRIA-PORTOMARÍN.- 23 KM.
Por estos lugares se dice que acudían tramposos hospederos compostelanos al encuentro de los peregrinos para ofrecerles sus casas, donde, según el Códice Calixtino, se engañaba a los recién llegados tras una primera comida, vendiéndoles cirios por el doble de su precio. Desde Sarria se sale por el Barrio de San Lázaro para dejar atrás el desperdigado caserío de Vilei y llegar a Barbadelo; después se pasa por Rente y Xisto, cuyo nombre en gallego significa pizarra, el material base de la construcción de la Galicia rural. Sigue luego una serie de entrañables aldeas como Domiz, Leimán, Perascullo, Cortiñas, Lavandeira, Casal y Brea.
Entre este último pueblo y Ferreiros se encuentra el mojón que indica que restan 100 kilómetros hasta Santiago. Las piernas de los peregrinos ya casi van solas en busca del abrazo al Santo. A continuación vienen Mirallos, Pena, Couto, Moimentos, Mercadoiro, Moutras, Parrocha y Vilachá. Al sur de esta última localidad tuvo su emplazamiento el monasterio de Santa María de Loyo, lugar donde nació la Orden de Santiago, doce caballeros que en 1170 se juramentaron para proteger a los peregrinos de los asaltos musulmanes. El Miño y su embalse de Belesar nos indica que estamos en el nuevo Portomarín, el viejo descansa bajo las aguas del reposado río gallego.
En esta etapa es imposible aburrirse, tiene prácticamente de todo, y el peregrino estará entretenido. A lo largo de los 22 kilómetros que tiene, el itinerario se cubre por camino bueno, tramos muy embarrados, descensos fuertes, pendientes suaves... Además, se cruza la vía del tren, varios ríos, estupendos paisajes, puentes sobre el precioso embalse de Belesar. Si, a todo esto, le sumamos que el perfil no reviste ninguna complicación y que se pasa por el mojón número 100, esta etapa puede ser realmente llevadera.
Qué ver y
Barbadelo
En esta pequeña aldea, situada entre frondosos bosques, la parroquia de Santiago de Barbadelo es un bello ejemplo de estilo románico gallego. Tiene una torre de planta cuadrada y un pórtico lleno de símbolos e iconografía medieval. De este delicado pórtico destaca la figura humana con los brazos en cruz del tímpano y el juego de pájaros, animales y hombres de los capiteles del doble par de columnas. El caserío adjunto recibe el nombre de Mosteiro -contracción de monasterio- en alusión a una antigua institución anexionada a Samos.
Ferreiros
Ferreiros es una humilde localidad donde los herreros claveteaban el calzado de los peregrinos y herraban sus cabalgaduras. La iglesia de Santa María de Ferreiros -en Mirallos- es un templo modesto pero con un interesante pórtico románico. Además ofrece una espadaña barroca en la parte superior de su fachada. Una de las cosas que más destacan es la portada con su tímpano que descansa sobre dos mochetes con cabeza de león. En esta zona se pueden contemplar los populares hórreos gallegos.
Portomarín
Portomarín se encuentra enclavada en la margen derecha del río Miño. La ciudad antigua, formada por dos barrios, San Nicolás y San Pedro, está sumergida en el embalse de Belesar. El pueblo actual se construyó en 1960. Portomarín fue un importante lugar de paso en la Edad Media con un gran puente y con hospital; todo quedó bajo las aguas del Miño (Embalse de Belesar). La grandiosa iglesia-fortaleza de San Nicolás, erigida por los monjes-caballeros de la orden de San Juan de Jerusalén en el siglo XII, se desmontó piedra a piedra para ser reedificada en la plaza del nuevo asentamiento. Por su monumentalidad, riqueza de elementos y suntuosidad escultórica, constituye uno de los ejemplos más interesantes del románico lucense. La fachada románica de la iglesia de San Pedro, que también se trasladó a un extremo del pueblo (junto al Pazo de Berbetoros del XVII) es de bella factura. La Capilla de la Virgen de las Nieves está montada actualmente sobre un arco del viejo puente medieval. Portomarín tiene unos 2.200 habitantes y en él se pueden encontrar tiendas de comestibles, panaderías y algunos mesones.
El albergue de la Xunta se encuentra en las antiguas escuelas, junto a la carretera. Teléfonos 660.39.68.16 y 982.54.51.43. Hay otros albergues.
Nuestro camino: Sarria - Portomarín

De acuerdo con la programación elaborada por Pepe con gran detalle y eficacia salimos de Madrid: Fidel y Encarna, Pepe y Carmen, Pilar, Isabel, Marisa y Félix. Después de un viaje en el tren hotel con poco sueño y acompañados de la algarabía de otros peregrinos, nos reunimos con Melqui que había llegado a Sarria desde León, vía Lugo. Iniciamos el camino clásico a partir de la estación y tomamos el primer desayuno abundante a los ocho kilómetros. Tal como se describe en el itinerario el verdor, los árboles y también el abandono y soledad de las pequeñas aldeas y casas dispersas que atravesabamos eran el motivo constante de admiración y comentario. Llegamos poco antes de las 13 a Porto Marín acompañados de un goteo constante de peregrinos de múltiples nacionalidades. Allí, una vez refrescado el cuerpo con una buena ducha, nos instalamos los nueve en una misma habitación. El albergue, inaugurado por el omnipresente Fraga, es moderno, pero con unas instalaciones de cocina y de salón deficientes. Comimos el plato del día en la bonita plaza (sin pena ni gloria), dormimos la siesta y por la tarde hicimos el recorrido por el pueblo, bien planeado, con buenas vistas sobre el pantano y con abundancia de edificios oficiales bien diseñados pero, aparentemente, ahora poco utilizados. Dormimos después de intentar sin éxito rezarle el rosario al 10º huésped. Es el único pueblo del recorrido que tiene alguna entidad estética y urbanística, ya que ha sido construido desde cero.

PORTOMARÍN-PALAS DE REY.- 24 km.

Los hórreos acompañarán al peregrino durante todo el día.
Los canteros introdujeron en los hórreos algunas formas de arte culto, especialmente del barroco. La cámara, que guarda las mazorcas protegiéndolas de los roedores, está aislada de la humedad por los voladizos y es aireada por los pasaventos (ranuras horizontales o verticales). En el techo a dos o a cuatro aguas, se suelen instalar cruces y remates de gran variedad. Desde el monte de San Antonio, junto a Portomarín, se desciende hasta Toxibo y Gonzar.

En Castromaior se hallan las ruinas del castro que dan nombre al pueblo, Hospital da Cruz debe su topónimo a un antiguo hospital de peregrinos. Dejamos atrás Ventas de Narón, Prebisa, Lameiros y llegamos a Ligonde, antiguo importante enclave jacobeo. Tras el paso por Eirexe y Portos, y algo apartado de la ruta, se encuentra Vilar de Donas, donde se encuentra la más valiosa de las más de veinte pequeñas iglesias románicas del municipio de Palas de Rei: la Iglesia del Salvador con una portada de gran belleza con unas arquivoltas de gran riqueza iconográfica. Ya de nuevo en la ruta se llega a Lestedo, Valos, Brea y el alto do Rosario. Según la tradición no documentada el nombre de Palas de Rei proviene del palacio que aquí poseía el rey godo Witiza.

La tónica general de esta etapa es el ascenso, ya que de los 24 kilómetros con los que cuenta 20 pican hacia arriba. Lo bueno que tiene es que el peregrino se encuentra con un suelo favorable, tanto en los tramos asfaltados como en los caminos. Esta jornada arranca con una fuerte subida nada más salir de Portomarín, lo que permite hacerse una idea de cómo va a ser el resto. Esta primera pendiente se encuentra rodeada por un arbolado que, a pesar del esfuerzo al que obliga la cuesta, la hace muy agradable.

Principales dificultades
Alto de Ligonde: Al alto de Ligonde se llega tras 13 kilómetros de ascenso después de partir de Portomarín. La pendiente es suave, pero tiene momentos puntuales en los que las cuestas se endurecen, por ejemplo: la de inicio, en Toxibo (a 4 kilómetros), a 10 kilómetros de la salida, después de la iglesia de Castromayor... En otros momentos del itinerario el caminante se encuentra con leves descensos. Alto del Rosario El tramo entre Ligonde y Rosario ofrece la imagen de lo que van a ser las últimas etapas gallegas del camino: constantes subidas y bajadas, algunas de ellas con mucha pendiente.

Qué ver y qué hacer
Gonzar:
Pequeñísima localidad muy diseminada. Estamos en una zona de castros celtas que nos pueden dar una imagen de cómo era Galicia antes de ser conquistada por los romanos. Gonzar era una encomienda de los caballeros de San Juan de Portomarín y la parroquia de Santa María es su monumento más importante. Castromaior (muy cerca de Gonzar) nos muestra la pequeña iglesia de Santa María de estilo románico sencillo y tosco pero muy bien conservado; en su interior destacan una talla románica de la Virgen y un retablo del siglo XVI.

Narón:
Ventas de Narón fue un importante hito en el Camino en otros tiempos, alto en el camino antes de cruzar la sierra de Ligonde y lugar de transacciones comerciales. A la salida del pueblo está la Capilla de la Magdalena que puede ser un indicio de la existencia de un antiguo hospital al servicio de los peregrinos. Se cree que en este lugar los cristianos, tras descubrir el sepulcro del Apóstol en Santiago, batieron al emir de Córdoba en su intento de conquistar Galicia. Aquí localizó Benito Viceto el inicio de su novela histórica Los Hidalgos de Monforte, cuando un grupo de caballeros se reúnen para prepara el ataque contra el conde de Lemos.

Ligonde
Antaño Ligonde fue una importante estación jacobea donde aún se conserva un cementerio de peregrinos, anexo a un desaparecido hospital de la Orden de Santiago. Llama la atención la decoración de sus fachadas. Fue donado en el 956 por el conde Osorio a su esposa doña Teoduli Pepiz para redimir sus pecados. Su iglesia de Santiago, neoclásica, conserva la portada románica de su antecesora. Antes del llegar a Ligonde se encuentra el cruceiro de Lameiros (1670), donde los cuatro lados de la base representan al calvario o a la muerte de Jesús (martillo, clavos, espinas y calaveras), mientras que en la cruz asombra el relieve de la maternidad o la vida. Tras vadear un arroyo en dirección a Eirexe hay un bar, “sólo para amigos del Camino".

Palas de Rei
La historia de Palas de Rei se remonta a épocas remotas, y más teniendo en cuenta la cantidad de castros celtas existentes en su término municipal y su emplazamiento en la vía romana Lugo-Astorga. Era un lugar importante en la Edad Media donde solían juntarse los peregrinos para afrontar los últimos tramos de la ruta jacobea. La iglesia de San Tirso, más en concreto, su portada románica, es el único vestigio que queda de su pasado histórico. Sin embargo la riqueza artística de su Concello es considerable: una veintena de iglesias románicas como la de Vilar de Donas y los castillos de Pambre y de Felpós y el literario y televisivo Pazo de Ulloa. Hoy Palas de Rei es un pueblo grande (5.010 habitantes) y moderno con variadas posibilidades de aprovisionamiento y de disfrute para el peregrino.
Hay varios albergues.El de la Xunta se encuentra frente al Ayuntamiento. (982.38.00.90).



Nuestro camino: Portomarin – Palas del rey

Iniciamos el recorrido hacia las seis de la mañana, con poca visibilidad. Atravesamos por un puente colgante movedizo e inestable el pantano y después de una ascensión fuerte repetimos el paisaje, los cementerios adosados a las pequeñas iglesias, los árboles, el verde y también el abandono y soledad de la población. En el camino coincidimos con variopintos peregrinos, como el profesor de filosofía argentino caminante en busca de la luz o el inglés que intentaba conquistar a su reticente novia con este regalo. Nos recibieron en un albergue moderno situado a un kilometro del pueblo en medio de preciosas zonas deportivas municipales. Allí, después de la refrescante ducha, comimos en un restaurante amplio y moderno muy cerca del albergue, en el que nos sirvieron una comida muy aceptable: pollo picantón y ensalada de bonito local. Después de la siesta recorrimos el pueblo grande pero sin entidad salvo la plaza semicubierta y el monumento de los peregrinos identes ( los de la Cabrera) y las luces de neón que el cura había situado con una estética dudosa en la portada románica de la iglesia.

PALAS DE REY-ARZÚA.- 28.5 km.-
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Tras salir de Palas de Rei por el Campo dos Romeiros se llega en una zona dominada por una antigua devoción a San Xulián. La leyenda recogida por Jacobo de Vorágine dice que Julián, un noble soldado, da muerte por error a sus padres. Para purgar su pecado se establece como hospitalero con su esposa Adela, hasta que recibe la visita de un ángel comunicándole el perdón divino.
La iglesia de San Xulián do Camiño, románica del siglo XII, atestigua la devoción ancestral. Al sur de la ruta se encuentran Los Pazos de Ulloa de la novela de Emilia Pardo Bazán y el magnífico castillo de Pambre. Tras Porto de Bois se llega a Coto donde se deja la provincia de Lugo y se entra en A Coruña por Cornixa y Leboreiro. Para llegar a Furelos hay que cruzar la magnífica ponte velha, puente medieval de cuatro ojos, el caserío también conserva cierto aire medieval.
En Melide se unen la ruta de la costa y los peregrinos que se habían desplazado desde León para ver las reliquias de San Salvador de Oviedo. Ceca de A Peroxa se encuentra la capilla de Rocamador, de devoción francesa, luego vendrán Boente y su bonita imagen de Santiago, Castañeda, donde debían estar los hornos en los que se preparaba la cal para la construcción de la catedral de Compostela, Ribadiso y el final de la penúltima etapa del Camino de Santiago: Arzúa, famosa localidad por su queso y porque se celebran las más importantes ferias ganaderas de Galicia.
La mejor forma de describir esta etapa es rompepiernas. El peregrino se enfrenta a una sucesión de cuestas arriba y abajo que pueden llegar a ser muy duras. Es a estas alturas del camino, cuando muchos se cuestionan qué resulta más complicado y más perjudicial para sus piernas: subir o bajar. Los caminos son buenos y Galicia ofrece al peregrino todos sus encantos con sus inconfundibles bosques de eucaliptos, riachuelos que se entrecruzan y encantadores pueblos.
Qué ver y qué hacer
Casanova:
Pequeño núcleo de casas, Casanova es el último lugar habitado de Lugo. En el cercano Porto de Bois (puerto de bueyes) tuvo lugar una cruenta batalla entre Enrique de Trastamara y el conde de Lemos, Fernán Ruiz de Castro, fiel al monarca legítimo, don Pedro I el Cruel. La suerte se inclino de parte de los Trastamara que infligieron una severa derrota al conde. Una antigua calzada romana nos lleva hasta Leboreiro.

Leboreiro:
Leboreiro es el primer pueblo de A Coruña, última provincia por la que el peregrino debe de transitar antes de llegar a Santiago de Compostela. La abundancia de liebres explica el topónimo del pueblo. Leboreiro fue una importante estación jacobea en la Edad Media. Un cruceiro preside la calle Mayor enlosada, a la que escoltan macizas casas de piedra. La iglesia de Santa María es de estilo románico de transición, de una sola nave y ábside circular. En el tímpano de la portada hay esculpida una hermosa imagen de la Virgen, enfrente está la fachada del antiguo hospicio de peregrinos fundado por la familia Ulloa en el siglo XII. Delante se puede observar un típico cabazo, es decir un granero en forma de gigantescos canastos utilizado para conservar el maíz, como si se tratara de un primitivo hórreo.

Melide:
Melide está situado en la vertiente occidental de la sierra de Careán. De origen prerromano, parece ser que fue repoblado por orden del Arzobispo Gelminez. Aquí se unía el Camino Francés con la Ruta Costera que venía desde el País Vasco, Cantabria y Asturias penetrando en Galicia por Ribadeo. De la iglesia románica de San Pedro trasladada hoy al Campo de San Roque, no se conserva más que la portada; aquí se encuentra también el cruceiro considerado más antiguo de Galicia. Por el lugar donde los peregrinos de la Ruta Costera hacían su entrada se alzó el Monasterio-Hospital de Santi Spiritus, que ahora acoge el Museo Etnográfico. La iglesia de Santa María, románica del siglo XII, tiene en su interior, en las paredes y bóvedas del ábside, valiosas pinturas de finales del siglo XV. Melide es un gran pueblo de más de ocho mil habitantes donde se pueden encontrar provisiones de todo tipo. El pulpo y la parrillada no se los puede uno perder.

Ribadiso de Baixo:
Nada más cruzar el río Iso por un idílico puente medieval, se encuentra el antiguo Hospital de San Antón de Ponte de Ribadiso (s. XV) convertido en un magnífico albergue. Sorprende que este minúsculo pueblo tenga este importante albergue. Ribadiso es un bucólico conjunto de casas tradicionales de pizarra a orilla del río Iso. No. hay ningún tipo de abastecimiento, aunque Arzúa queda a dos kilómetros.

Arzúa
En la parte vieja de Arzúa se encuentra el antiguo convento de la Magdalena, fundación agustina del siglo XIV que mantuvo una alberguería para peregrinos pobres y que hoy está en ruinas. Muy cerca se levanta la moderna iglesia parroquial de Santiago, que posee dos imágenes del Apóstol, una como Peregrino y otra como Matamoros. Arzúa es una localidad moderna de casi seis mil habitantes muy bien provista de servicios para el peregrino-
El albergue (660..39.68.24) comparte un precioso patio con la capilla de la Magdalena.
Nuestro camino: Palas del Rey a Arzúa

Iniciamos, después de una consulta democrática sobre horarios de inicio, el recorrido a hora muy temprana, más cansados, pero por un camino con lo bueno y lo malo de todo el camino: paisajes muy verdes, subidas y bajadas constantes, árboles y aldeas mínimas con huertos y huertos en cada orilla. En Melide nos acercamos a casa Ezequiel y probamos unas raciones de pulpo recién preparadas y regadas con vino Ribeiro. Inmejorable todo. Buen clima, pero caluroso, sobre todo la última parte de la etapa. Fue lo más duro del camino porque Arzúa, un pueblo largo situado a los lados de una carretera, se resistía a nuestros pies ya muy baqueteados y calzados con suplementos de tiritas y algodones en algunos caminantes. La que más dificultad ha tenido ha sido Pilar que ha hecho el camino con su rodilla desastrada. Hay que reconocer su paciencia y fuerza de voluntad, aunque también su tozudez por no dejarse ayudar.

Allí recalamos en el albergue municipal, sin novedades.

ARZÚA-PEDROUZO.- 20.3 km.-
Van quedando solamente aldeas minúsculas y colinas verdes que se superan sin mayores dificultades. El único obstáculo lo ponen los numerosos ríos de la comarca, que discurren directos en busca del valle del Ulla. La ruta jacobea, en su inexorable tránsito hacia el oeste, los corta transversalmente, formando un continuo sube y baja.
La cercanía de la carretera confiere a Salceda algo de vida y ambiente. Aquí tiene dedicado un monumento Guillermo Watt, peregrino fallecido en 1993 a una jornada de Santiago.
Varias casas a ambos lados de la carretera y un par de restaurantes marcan el Alto de Santa Irene. En esta población hay varios albergues y restaurantes. Santa Irene fue hace muchos años sede del Ayuntamiento de O Pino. Se puede visitar la pequeña capilla que la santa mártir portuguesa tiene dedicada y que data del siglo XVIII.
El arcén de la nacional lleva al albergue de Arca, llamado así por el nombre de la parroquia que aglutina a estas aldeas (620.93.94.55).

Nuestro camino: Arzúa a Pedrouzo

Repetimos la salida para esta etapa ya más relajada, con las mismas características. Llegamos a Pedrouzo, un pueblo de paso de carretera y nos instalamos también en el albergue con los mismos rituales de días anteriores. Cerca de Pedrouzo coincidimos con un peregrino checo, muy achacoso y enfermo que intentaba llegar a Santiago. Por la noche tendríamos la oportunidad de invitarle a un bocadillo, que finalmente pagó el dueño del bar que, como todos los que encontramos en el camino, presentaba a primera vista una apariencia adusta y lejana. En este albergue, con amplia cocina y comedor, se desplegaron brigadas de cocineros que prepararon suculentas cenas internacionales a base de huevos, patatas y sopas de sobre diversas. Nosotros, con lluvia por la tarde, recurrimos a las cartas con el juego del despistado. Dormimos en camas típicas de albergue, acompañados por variopintos sonidos animales. Este albergue tiene también cama para caballos y una suite de baño individual, alejada de la promiscuidad de las duchas, que utilizaron los peregrinos más tímidos: Isabel, Encarna y Melqui.

PEDROUZO-SANTIAGO.- 20 KM.-
Tras cruzar la N-547 en la aldea de Cimadevilla, la traza se hunde en una corredoira oscura, ejemplo vivo del camino medieval. Conviene saborearlo con avaricia, porque es la última vez que el siseo de los pasos viole un espacio tan íntimo y misterioso; el Camino se acaba y lo que resta a partir de ahora nada tiene que ver con la magia y la metáfora. Un largo y cómodo ascenso entre eucaliptos da paso al Alto de Labacolla. El Camino topa con el aeropuerto y la autovía. Al salir de Labacolla, se inicia la subida al Monte, por asfalto y sin ningún encanto, y se pasa por San Marcos.
Desde lo alto de la colina del M. do Gozo los caminantes medievales veían por primera vez la ciudad santa. Caían de rodillas y, entre sollozos, entonaban cánticos en agradecimiento por haber llegado sanos y salvos. Hoy el Monte es un gran centro de acogida de turistas, congresos y viajes de estudios, sin mayor atractivo. Si en nuestra etapa anterior pensamos llegar a pernoctar aquí, existe un gran albergue con la recepción en el pabellón 30. Teléfonos: 981.55.89.42 y 981.57.03.50.
Ya en Santiago, quedan 50 minutos de calles hasta la Puerta del Camino. Desde aquí se sigue el mismo itinerario que han hecho miles de peregrinos anteriormente: callejón de las Ánimas, plaza de Cervantes, vía Sacra, calle Azabachería, plaza de las Platerías y, por fin, la plaza del Obradoiro y la majestuosidad barroca de la Catedral. Nos quedan 33 escalones hasta el pórtico de la Gloria. De sus tres arcos, el central es el más majestuoso. Muestra a Cristo y los evangelistas, arropados en la arquivolta por los 24 ancianos del Apocalipsis, cada uno con un instrumento musical, Los peregrinos han puesto su mano en la base del parteluz hasta hundir las cinco huellas en la piedra. La estatua que reza arrodillada en la base posterior de la columna corresponde al maestro Mateo autor del maravilloso pórtico. . A las 12 del mediodía y 6 de la tarde cada día tiene lugar en la catedral la Misa del Peregrino: es la hora del botafumeiro

Nuestro camino: Pedrouzo a Santiago

Animados por ser la última etapa, madrugamos tanto que tuvimos que hacer uso de la linterna de Carmen en la primera parte del camino. Allí estaba también el checo durmiendo en una pequeña tienda en medio del camino. Por un buen camino, pero ya menos espectacular que el anterior, entramos en Santiago cerca de las once, recorriendo los últimos kilómetros desde monte del Gozo con bastante cansancio por zona urbana. Dejamos la mochila en el hotel Gelmirez y asistimos a la misa del peregrino, con la catedral llena. Unos confesaron, otros comulgaron y todos participamos en el espectáculo del botafumeiro y en saludo multicultural a los peregrinos. Después recogimos la Compostela con nuestros nombres latinizados: Columna, Melchiades, Isabela, Incarnatio,.......Tal como habíamos programado nos dimos un homenaje culinario en forma de arroces con marisco y bogavante y parrillada doble en un restaurante típico regentado por argentinos. Ya instalados en el Hotel, eliminamos el cansancio con una buena siesta e iniciamos el recorrido por todo el viejo Santiago, ya bastante solitario en esas horas. Fuera de la catedral, los monumentos destacan por su presencia pétrea imponente algo desproporcionada con las pequeñas y comerciales calles que los rodean.

Volvimos al hotel, dormimos con sábanas después de varios días y, al día siguiente repetimos visita, en un ambiente de lluvia santiagueña, a la catedral para abrazar con tranquilidad al santo, recorrimos algunas calles típicas, compramos algunos recuerdos y comida para iniciar a las 14 horas el viaje por tren a Madrid pasando por Carballino, Orense, Puebla de Sanabria, Medina del Campo y Segovia (estas dos estaciones por vía AVE). Durante el viaje pasamos bajo más de 30 túneles desde los frondosos y verdes bosques gallegos a los montes impresionantes pero más áridos del norte de Zamora hasta las llanuras secas de Castilla. Llegamos, cansados pero felices a las 21 horas a Madrid. Allí comenzó la rutina.
El tiempo que nos acompañó, el verdor de Galicia, el paisaje primitivo y misterioso, la soledad de las aldeas, la relajación de la marcha y el esfuerzo físico fuerte contribuyeron, como en años anteriores, a convertir el camino en unas etapas inolvidables con compañeros inolvidables. Es una experiencia que merece la pena, aunque a veces no se sepa exactamente la razón de ello. Cada uno asume a veces de forma inconsciente unos objetivos: buscar unos momentos de relajación, de huida de la rutina, de turismo auténtico, de buena compañía, de reflexión, de propósitos.... y todos se van cumpliendo.
Prueba de ello es que para el año que viene todos esperamos con enorme ilusión el inicio del camino en la etapa de Roncesvalles.
Nos veremos allí